martes, 17 de febrero de 2015

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Los puntos suspensivos

Buenas, de puntos suspensivos va la cosa, pero más aún de nieve y paseos.
El domingo pasado nos fuimos a la nieve Carioca, Lely y Kely y yo. Ross iba a venir pero "su despertador no sonó" (tenía el móvil en silencio) y en realidad fue porque estaba de resaca con sus otros amigos.... (léase con tono despectivo).
El caso es que cogimos nuestros abrigos y el camino hacia la sierra y allí que fuimos. Llovía cuando llegamos pero nos dio igual, empezamos a andar en busca de nuevas rutas, como Colón, el de los detergentes. La primera que encontramos era la ruta del colesterol, así que seguimos buscando. Lo primero que encontramos era un mapa con un grafiti en medio que nos decía que había 3 rutas seguidas, roja, azul y verde. En total 18 km, Lely muy emocionada decía que la cogiésemos, que 18 km no eran nada y empezamos a seguir los puntos rojos marcados en los árboles.
Después de un rato andando empezamos a ver que en los árboles había puntos azules y rojos a la vez, así que empezamos a sospechar. No duró mucho porque nos encontramos un grupo de gente vestida de calle que iban tirándose bolas de nieve, accidentalmente o no le dieron a Carioca una vez y a Lely en toda la cara mientras les hacía una foto jeje.

Andamos un rato más, y a pesar de las botas de suela lisa de Kely y el hielo llegamos a un hospital, y paramos a merendar un ratito en una parada de autobús cerrada, no paraba de llover y estábamos ya bastante mojados. Como pensábamos que sería fácil seguir por el camino rojo hasta que encontrásemos el verde seguimos andando por los puntos rojos. Esa realidad que perseguíamos no era tan sencilla. Después de un rato dimos media vuelta, cruzamos dos carreteras y tiramos a buscar otro camino. Encontramos más puntos rojos hasta que vi a lo lejos un mapa, y después de saltar dos ríos y un lodazal vi que en el mapa había 7 u 8 rutas: azul oscura, roja, azul clara, amarilla, negra,... Teníamos que seguir el amarillo hasta que se cruzase con el azul por segunda vez. No lo hicimos, nos metimos por el azul a la primera y llegamos a un sitio donde había caballos y vallas amarillas y un mapa que nos indicó el error.

Media vuelta hasta el camino amarillo otra vez que empezamos a seguir mientras subía, y veíamos el pueblo abajo y así un rato bastante largo hasta que la desesperación casi nos alcanza y vimos en un árbol lejano un punto azul. Ya quedaba poco y ese camino que quedaba casi lo hicimos en silencio; por lo menos no llovía.

De vuelta en el pueblo comimos de menú y calentitos y para casa. Al final Kely conservó todos los dedos de sus pies a pesar del frío y el agua. Habrá más excursiones y esperemos que con vídeos.

Un saludo.

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