La noche empezó haciendo una visita a Sandalio para que cobrase sus deudas con Moe y nos diese una botella de ron miel que compramos en la anterior barbacoa, y que a este ritmo nos acompañará en muchas más historias, porque apenas se estrenó.
El caso es que a Okapi se le antojó tomar cubos, por lo que bajamos al centro en autobús, toda una novedad para los sibaritas Moe y Okapi. Fuimos al nuevo sitio en el que ponían cubos, pero para variar estaba a reventar, por lo que cogimos algo de comer en la plaza y nos fuimos cenando mientras caminábamos hacia el original bar de los cubos que tantas historias nos ha proporcionado.
Una vez allí y con el primer cubo de 5L la cosa empezó a desvariar como suele ser costumbre a la segunda o tercera caña. Moe hizo un despliegue de todos sus conocimientos ingleses y no sé a cuento de qué, tradujo “el tirón” como “the throws” con s a través… Echadle imaginación… Luego hablando sobre la cultura noruega, Okapi dijo que allí a las mujeres se les da la mano y no dos besos, a lo que Moe preocupado respondió: Y entonces a los hombres???
Después de esto ocurrió lo que siempre pasa… no se puede faltar a ninguna reunión o te caen palos como: “a Cucaracho no le falta sangre, lo que le pasa es que tarda en pensar” “yo conozco gente de Meco que se ha metido de todo y no está tan mal” y aprovechó Ross para vengarse de cuando Sandalio le dijo que olía a obrero, con una referencia al pasado “la Anaconda buscaba a uno con cara de pardillo, pelo engominado y la camisa abierta” todo muy gratuito. Tras todo esto Moe dejó un último destello con la siguiente reflexión: Ninguna ducha es buena si no tiene el botón de putas. Porque mi sueño es tener un puti, ver tantas tetas y culos y saber que son tuyos… como Meñique el de Juego de Tronos, ese tío lo tiene todo.
Una vez finalizado esto, entró en escena un nuevo compañero al que llamaremos Mr. P, un camarero muy simpático que se empeñó en hacer méritos para aparecer hoy aquí. Nos enseñó que no se debe apostar nunca con un camarero, ya que siempre te la va a liar, menos mal que no nos fiamos de él… Aunque después también aprendió una valiosa lección, nunca te fíes de Okapi… La verdad es que gracias a él y a su compañero Pedro nos tiramos un buen rato de cháchara y han conseguido que volvamos en futuro espero que próximo.
El resto ya fue una decadente vuelta andando desde Nueva Alcalá hasta el piso de Okapi, donde Ross murió de manera espectacular, jugamos un par de partidas de Jenga y nos recogimos, yo a mi casa y los otros 3 se repartieron como buenamente pudieron.
Fue una noche extraña, pero eso sí, las risas no faltaron constantemente. Esperemos poder hacer más sin tener que esperar otros 3 meses y conseguir juntarnos todos.
Increíblemente redactado por SANCHO
No hay comentarios:
Publicar un comentario