lunes, 25 de julio de 2016

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The bad singers

Bueno, vamos a intentar relatar algunas de las cosas que ocurrieron cierto fin de semana en cierta casa de la playa de alguien (Ross).

Empezaremos diciendo que nada de lo que aquí se relata debe de usarse para ocasionar mal ninguno a nadie o para echarle cosas a la cara, ya que lo hecho, hecho está y nadie tuvo la culpa de ese jarrón que se rompió solo.

Por partes, salimos en el coche de Sancho (el Besazo como lo llamaremos a partir de ahora) un viernes a mediodía con Moe, Ross y yo mismo. Ese viernes había una operación salida de 3.000 pares de colchones así que optamos por coger una ruta alternativa a la M-50 y no lo logramos porque se nos pasó la salida. Ésta fue la primera de una serie de pequeñas distracciones que hicieron que nos pasásemos todas y cada uno de los desvíos desde Alcalá hasta Gran Alacant. Pero llegamos, y después llegó el coche de Cucaracho con su Cucaracha y Okapi y también Sherry y Terry, que acaban de aparecer por el blog.

El plan era en ese momento ir a tomar una caña, pedir unas pizzas y pasar una noche tranquila. Quién nos iba a decir que en el mismo bar donde nos tomamos la primera cerveza acabaría todo. Un bar inglés, en una urbanización llena de ingleses, llamado Amigos. Una gente muy animada y buenas ofertas así que después de la pizza, Okapi, Ross, Sancho y yo fuimos a tomar un chupito de Jäger mientras esperábamos a que las chicas se cambiasen, pero al volver a casa ellas querían otro así que dejé a estos tres con ellas tres (había que ser número par) y me volví a la casa con Moe y Cucaracho que eran el alma de la fiesta. 10 minutos después y viendo que no aparecían me fui a buscarles. 5..................... 5 chupitos se habían tomado ya, y encima estaban apuntados en la cola del karaoke. El ambiente en el bar era de jubilados ingleses 100% así que cuando cantamos la primera canción de Adèle el público nos aplaudió, cuando cantamos la segunda canción de Adèle empezaró a flipar, pero al cantar la tercera... enloqueció. Someone like you, Rolling in the deep y Hello nos coronaron como reyes de la noche. Me entristece pensar que una señora inglesa aleatoria tiene en su móvil tres vídeos de 4 chavales españoles cantando penosamente tres canciones y que no sabrá muy bien qué hacer con ellos.

Cerramos el karaoke y el bar, esperamos a que Sancho se marcase unos bailes con una jubilada de muy buen ver (según él) y nos volvimos a casita a seguir la fiesta allí ya con otro ritmo. Y nos dieron las 5 y Ross cayó roque en cuestión de segundos sobre su ordenador, y lo llevamos a la cama, y encontramos los colchones hinchables como pudimos y los hinchamos y nos echamos a dormir sin almohadas. Y aquí acaba la primera noche.

El día siguiente fue de playa completa, no se me ocurre nada reseñable que contar ya que con la noche esa bastó. Comimos arroz a banda, (una paella de 10 que nos tomamos entre 4) y una cosa mala de verduras. Y por la noche fuimos al Faro on the beach, un chiringuito de playa reconvertido en pub al aire libre con babosos, estrellas fugaces y taxistas lentos.

El domingo se fue el aburrijeep y nos quedamos los cuatro originales solos unos cuantos días más. Ya hablaremos de eso más adelante pero los pokémon inundan esa historia. Creo que esta entrada es editable porque estoy un poco vago con la segunda parte así que se aceptan todo tipo de comentarios.

Un abrazo eufóricos.

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